22 sept 2007

¡RÁYENSE EL CULO, CEROTES!


Según las ya consabidas y alarmantes estadísticas, en Mulamala sólo un puxito de cristianos sabe leer y escribir. Lo de garabatiar dos tres palabras en un papel y ojiar un librito de vez en cuando, no es costumbre de la mayoría. Cuando se habla de la elevada tasa de analfabetismo, uno se queda medio mudo, más de lo que ya es, y se imagina a aqueos pobres dones que en lugar de firmar no tienen otra que poner su pulgar manchado de tinta en su contrato de chance. Y uno dice: puta, qué güevos, en pleno siglo veintiuno. Ah, pero una simple mirada a nuestro alrededor puede cambiar la onda, porque cuando se trata de “rayar”, “pintarrajiar” o “dejar legado escrito” en lugares públicos, semipúblicos, privados y baldíos, ahí si nel, ahí si nadie es analfamula. Da igual si sólo son unas siglas pisadas, una palabra, frases completas o esa puta propaganda política-electoral. La onda es llamar la atención y cagarse en algo: paredes, bancas de parque, troncos, piedras, baños, burras, pasarelas, ruinas, puentes, banquetas, puertas, portones, mesas, etc. ¿Por qué pisados no invertir esa necesidá de expresión y/o comunicación en algo más… constructivo? Vos, Rex, pero algunas pintas de ésas son artísticas, vos, me comenta el Fabián, como si fuera experto en el tema. Son artísticas si sos marero o cholero; ahí vos, le contesto subiendo y bajando las cejas, y poniendo cara de “lo que digás vos me la trasquila”. El Fabián es el típico mierda que jamás se puede quedar callado y siempre tiene que tener una puta opinión para todo. Si vos decís que la Luna es redonda, el hijoeputa te sale con que “sí, pero tomando en cuenta los cráteres, es como si estuviéramos hablando de alguna fruta mordisqueada; y eso ya no es tan redon…”. ¿CAE MAL O NO?

Desde el ya mítico corazoncito hueco con su flechita atravesada (el mismo que parece que las putas se tatúan como si fueran reses, tus amores), pasando por el “Tito y Amanda, forever” (inspirados en los versos iniciales de la La ley del monte, del señor Chente, si no ‘stoy mal) hasta esas paredotas pisadas cundidas de grafitis (la mayoría pura mierda, ya que sólo sirven para que los mareros hijos de cien mil putas “delimiten su territorio” y “tiren barrio”, los muy talegas), esta “sana” (¿?) costumbre de rayar lo que se nos dé la gana (siempre y cuando no nos miren) se ha vuelto, para mí, un indicador de que al menos escribir “A la Marisol le gusta el pipe” o “Estás pendiente, 1000ton” SÍ podemos. O sea que, tan mulas así que se diga mulas, mulas, no somos. Pela si mezclamos mayúsculas con minúsculas, letra de molde con letra de carta, la onda es que “Tono guas jir, 6 de oct. de 2005” quede grabado en alguna paré o muro visible de las Ruinas de Zaculeu o de los baños de Xocomil, por ejemplo. Pela si sólo llegamos a tercero primaria, si ni siquiera en la U nos dimos cuenta de que el abecedario tiene un vergazo de letras y de que cada tiene su uso, si la Ortografía (aunque nos duela a algunos, ¿verdá vos JJ?) nos la pasamos por el culo, la onda es que “A la Concha le boló güevo el henano” sea leído y asimilado por todo aquél que se monte a una Primorosa (ruta Antigua-Guate/Guate-Antigua) y se aplaste en el penúltimo asiento de la izquierda. Pela si lo hacemos con un marcador permanente, con un esprai de ésos que tienen una chibolita adentro, con una choca, llave, cortaúñas, navaja, chaye o cualquier otro objeto punzocortante (tranquilo, Nuestro Diario), la onda es que “Otto y Colom, ladrones de profesión” sea visto por el mayor número de peatones posible debajo de uno de esos puentes que atraviesan la Aguilar Batres.

En los cagaderos de los restaurantes, bares, discos, chupaderos, cantinas y escuelas abunda la expresión escrita. Parece ser que mientras hacemos nuestras necesidades nos da por “intervenir la propiedá ajena” con estupideces del tipo de “Me gusta mamarla y que me la metan, llamame al 5867466, soy Pedro” (celular y nombre del ex de nuestra traida) o “Pilar puta frígida calientagüevos” (si es el baño de hombres, ¿cuándo repisados se va a enterar la reinita de que la odiamos por no habernos soltado nada?). En las burras (sillones, respaldos, partes de atrás de los respaldos y en la pura hojalata) la cosa es igual. Falsos profetas viajeros y títeres al servicio de Pastores Rurales Agarra-mulas han encontrado en el transporte público su modus-operandi para enparanoiar más a la mara con “Hermano, alejate del mal, el fin está serca, el Mesías bendrá en el año 2000 y se enzañará contra todo aquel que peque” (ese año el único que llegó a Mulamala fue el señor Don Alfonso Portillo, AKA Anticristo Zacapastar, entenado del señor Don Ríos Montt, AKA Efranicidios Belcebú III) y citas bíblicas sacadas del Apocalipsis y de las partes más fatalistas del Nuevo Testamento. Es más, si lo de garabatiar dos tres letras no se nos dá muy bien, está el dibujo. Y ahí nos topamos con pipiriches con seis pelos en los güevos, pupusas abiertas con seis pelos alrededor, cutetes abiertos con cerotíos cayendo al vacío, chiches con pezones gigantescos, caras de demonios y pobres imitaciones de algún político culero o de alguien conocido, manos con el dedo medio erecto o con la símbolo del rocanrrol (meñique e índice levantados, anular y medio unidos o a la altura del pulgar, bajados), etcétera.

En fin, Mulamala esta plagada de palabras. ¿Analfabetas? Nel, pastel. Si me oyera el Fabián me diría: Vos, Rex, pero eso de rayar paredes y la gran puta, no sólo se hace aquí, sino en todo el mundo. Lo que Fabián debería saber es que a mí el resto del mundo me pela el nabo. Hablo de Mulamala porque soy mulamalteco y mi ombligo está enterrado en el sitio de alguna casa estilo campechano de Jocotenalgas (¡cómo me gusta que me den la razón!) o el patio de Doña Greis, la comadrona designada de la famili. Lástima, eso sí, que los que saben escribir y tienen títulos y leen y se codean con la élite intelectual y escriben sus libros y se autopublican y viajan por ahí y acaparan las columnas culturales de los periodicuchos y hacen actos para endiosarse y frecuentan exposiciones y presentaciones de libros y pagan para que sus nombres suenen siempre y creen saber de todo y se autodenominan “generación I” (¿de Ijos de puta?) y también pintan, perfomancean y actúan, y creen ser el futuro de nuestro país, escriban MIERDA. El título de este post no es para los incultos y vulgares que rayamos la mesa del Restaurante Panchoy o las bancas de la Iglesia de la Mercé; no, es para ELLOS. Porque lo que a Rex concierne, el muy maldito prefiere leer “Proibido aser orines aqui multa 25 quesales” detrás de una caseta de la Oransh que algún panfleto escrito por los susodichos antes mencionados. Así de claro y pelado.

Foto cortesía de Alexis Cuentacuentos.
Para la mara engasada:
La urbe habla.