21 feb 2014

¡BIENVENIDOS A LA ERA SENOSOICA DEL POSTUREO!




Ayer, día del gato según sepa quién putas, me estuve acordando de cuando conocí a Pedoevieja hace como tres años. Me acuerdo bien porque estábamos echando litros en un puesto callejero ahí mero en la plazuela de Jocotesburgo y esos ceviches jamás los olvido porque sólo de imaginármelos me da cagazón gruesa, como al día siguiente de cuando me los hartaba. Pedoevieja parqueó su carro (polarizado completo) cerca, apagó el musicón (Grandes Éxitos de Proyecto Uno Vol. 3), bajó y se fue a sentar a la par de donde yo estaba. Billetera, celular (Iphone 19S) y llaves en mano, pants gris Nike, chancletas Adidas, camiseta Puma, lentes oscuros Oakley, pelo envaselinado, cadenas y dientes de oro, labios hinchados y resecos (cruda, a güevos) y barriga excelsa. Sábado mediodía. Los ayudantes de las burras gritando: ¡Antiguaaaaa, Antiguaaaa! ¡Llegaaaa, llegaaaa! ¡Solo precisos Antiguaaaa!, bajo aquel calorón de macho. A vos te conozco, me dijo, vos sos el mentado Rex, vaaa. Le iba a decir que no, que yo era el ex Papa Benedicto XVI versión KID, (como Billy), pero le dije que sí, que cómo me había reconocido. Ah, por las fotos que la mara pone en Feisbuc, me contestó mientras pedía dos picositas. Una para él y otra —sí, Dios es grande—, para mí. Ese día no andaba billete y si me iban a empezar a invitar, pues no me iba a hacer el de la jeta pequeña. Yo soy el Pedoevieja, me dijo mientras me ponía enfrente la picosita, casero de la Marllori de aquí de ahí de La Belleza, ¿me das color? Sí, si le daba color. Chambeaba en no sé qué Ministerio ahí en la capirucha. Llevo varios días en aguas, me dijo. Yo también, le iba a decir, pero me contuve, para que después no lo anduviera regando por ahí y me arruinara la maldita fama, sobre todo con las patojas… que huelen alcohol (aunque sea de Hugo Boss) y ya creen que uno anda dándole y nada que ver. ¿Y qué ondas? ¿Clavos con la doña? Meneó la ñola de un lado para otro, prendió un su cigarrito, jaló, sacó el humo por la nariz y me contestó: Nel, me mandaron a la verga del chance. Llegué tarde varios días por culpa de una partida de caitudos pisados que no tenían ni verga mejor que hacer que tapar la carretera de San Lucas, fijate. Yo le dije que qué güevos y me quedé callado para que siguiera soltando mierda. ¡Indios cerotes, vos! ¡Puta, como quieren salir de pobres si no dejan que vayamos a trabajar en paz los que estamos sacando el país adelante! Sólo cuando don Pepo nos sirvió los cevichitos, se calló el pisado.

Mientras hartábamos, no habló mucho, menos mal. Se puso a trastear su celular y a cagarse de la risa. Te voy a mandar unas buenas muladas, ¿cuál es tu Guatsap?, me preguntó. Eran un vergazo de memes. Los empecé a ver uno a uno y al mismo tiempo me puse a pensar en los creadores (eso ya es un halago; inmerecido, claro) de los memes. Me los imaginé solos, desesperados por llamar la atención, muy sociales con sus cuates de siempre pero al mismo tiempo antipáticos, adictos a las páginas porno de embarazadas, enanos, orgías con culebras y jalea, travestis interraciales y al desvelo, o sea, a lo que ellos llaman: insomnio. Entonces el Pedoevieja me sacó de mi estado de contemplación y reflexión filosófica callejera y me dijo: Mano, qué cagada lo que está pasando en España, ¿verdá? Mirá esta mierda. Y me enseñó una foto de cuatro tiras dándole verga a una pareja de chavos que estaban protestando en Madrid, creo. 15-M, decía en la foto. Esos mierdas de Tigo si su madre con el 3G, vos. ¡Ladrones los hijos de puta! Al Pedoevieja le estaba fallando la conexión y no podía darle “like” a la foto para apoyar a los manifestantes heridos por la tira en el 15-M. Hay que apoyar esas mierdas, vos. Esos tiras pisados qué se creen. ¿Acaso no les pagan para defenderlo a uno, pues? Como no sabía muy bien qué decirle y sabía que me iba a invitar, le dije: Mejor chupemos, viejo. ¡Y dicho y hecho! Llegué a mi casa como a las 11 de la noche con 3 ceviches, 12 picositas, 5 micheladas y 2 botellas de guaro entre pecho y espalda cortesía de Pedoevieja.

Va, Rex, sí, ¿pero a qué putas viene esa onda del Pedoevieja, vos?, me pregunta Guayo Tacuazín, mientras se termina de hartar un corazón de duroport que encontró debajo del sillón de mi sala. Pedovieja es Guatemala, le tiro el vergazo. ¡Mi güevo! ¿Cómo así? Entonces me siento, enciendo mi pipa de crack y le empiezo a explicar lo que les voy a explicar a ustedes. Ejemplares con defecto y malformaciones cerebrales como el Pedovieja, que abundan en cualquier parte de Mulamala, son los que se deberían de llevar los científicos gringos para probar vacunas contra la gonorrea, la radiación nuclear y los boletines de la Fundación contra el Terrorismo. Y si se echan a perder unos 100 mil pisados, pela la verga. Que vengan y se llevan el triple. Ya no se trata de apoyar lo que se haga en otros países (Venezuela, por ejemplo) y estar en contra de lo que se haga aquí (manifestaciones magisteriales, campesinas, etc.), no, eso es lo típico y lo archisabido. Criticar eso, es muy 1990. Se trata de que tipos como Pedovieja NO TIENEN NI PUTA IDEA DE LO QUE ESTÁN DICIENDO. Son como muñecos hechos con lo suavecito del pan francés que algún cineasta chapín usa en sus intentos de hacer una lica de dibujos animados, con voces trucadas y acentos que ni siquiera son los autóctonos. Son piltrafas tradicionalistas que jamás se preocuparon por aprender algo en la escuela y menos en la universidad y que sólo abren la jeta para reproducir lo que ya ha dicho otro tanatal de caballos. Y ahora con las redes sociales, ¡pues cuanto mejor! Creen que poniendo un tuit, un enlace, una foto o un comentario alusivo a lo que putas sea, uno tiene que tener consideración de ellos y ponerles coco, cuando en realidad los mierdas (la gran mayoría) sólo están pendientes de cuantos RTs, FAVs o “likes” les caen a sus maravillas socráticas. Y encima, tienen el descaro de llevárselas de sarcásticos, de remedar actitudes dictatoriales o de indignarse cuando alguien les rebate sus estupideces. Recurren a citas de personajes que NO LEEN NI ENTIENDEN y a fotos que retan nuestra sensibilidad (algunas ni siquiera corresponden al tema en cuestión) para que nos compadezcamos de esto o de lo otro, colaborando a que el teatro sea más patético y falso de lo que ya es. Se preocupan por la repercusión y se olvidan de que en el fondo NO CREEN EN NI VERGA, no tienen una postura política o social definida y sólo quieren hacerse leer u oír PORQUE ESO ES LO HACE TODO EL MUNDO en las redes sociales. ALHARACA CHABACANA, LLAMARADAS DE TUZA VIEJA, BLABLABLA VACUO Y TRILLADO, en fin, POSTUREOOOOOOOO.

Sí, queridos compatriotas del Cuarto Mundo, quédense con esa palabra: POSTUREO. Gentuza ramplona y grotesca como el Pedoevieja te incitan a que recés con un #PrayFor cuando les pela la verga que el chavito que lustra zapatos en la entrada de sus grandes oficinas tenga un par de quetzalitos en el bolsillo para comprarse unas sus tortillitas con chirmol y pasar el día con algo en el estómago. Lo mismo con los chicleros, con las doñas que venden cualquier mierda en la calle, con toda esa gente que salió de sus pueblos y vino a la capital para malvivir y tener una miseria, aunque sea, para llevarle a sus familias. Ahhhhh pero cuidadito y no usás el HASHTAG respectivo y no te sumás al apoyo y a la solidaridad que tenemos que tener TODOS para el pueblo venezolano, ucraniano (no saben ni en qué parte del mapa está Ucrania) o para Marquitos, un niño de sepa putas dónde que nació con problemas renales y que se puede ir a caldo sino pegás su fotomontaje en tu muro. ¿Tan difícil es que la mara se dé cuenta de que toda esa basura que circula en las redes sociales no es más que eso: basura para tenernos hipnotizados y amaestrados para que actuemos así o asá, muchá? ¡Y qué decir de la malinformación, desinformación, manipulación, exageración, retórica tendenciosa y manoseada que botarates como Pedoevieja quieren que compartamos y compartamos porque mientras más se sepa mejor y todas esas pajas morbosas y amarillistas! A veces, como platicábamos el otro día con otros Presidentes Vitalicios (homólogos míos) del Istmo, es mejor ni encender la compu, muchá. Lo que soy yo, prefiero hacer mi buena acción del día y salir a sentirme a la esquina a compartir un cuartito de Quetzalteca con cualquier chara que se esté muriendo de la goma y sacarle una sonrisa y un par de buenas anécdotas al maje. Con eso, siento yo lo que es la dicha. La humanidad también es ésa.

¡Feliz fin de semana, golosotes!

Su eterno pirata del HAMOR terrenal, Rex Carey


Imagen: http://1.bp.blogspot.com/-NrBdvUqGq6Y/UMPJowTEf_I/AAAAAAADiyo/-XSdEG09O0I/s400/reirse_.jpg


11 feb 2014

YO EN EL PAÍS DE LAS MARAVÍAS (TERCERA PARTE)




No sabía bien si lo que tenía en las manos era óxido o qué putas, pero las tenía como cuando acabás de pelar un vergo de naranjas, todas amarillas. Ella estaba ahí, dándome la espalda, una espaldita blanquita, delgadita, moldeadita, hecha con la misma mierda que hacen las caniítas de leche. Me había dicho que le diera un masaje, pero yo me puse nerviosón (me convierto en gelatina ante la belleza chapina), agarré un cepillo del que usan para peinar a los caballos y no, no quise peinarla con eso, muy arrebatador. En lugar del masaje, usé las manos y le peiné su pelo canchito y oloroso a inteligencia. Y por eso las tenía manchadas, porque el pelo había desteñido ¡Nací así, Rexy!, me acuerdo que me dijo. ¡Ni verga!, le grité yo, ¿por qué no me dijistes que te pintabas el pelo! Yo me había dejado llevar por su acento neoliberal y capitalino. Cuando la oí, Guudstoc (sí, como el pajarito de Esnupi) se me puso como pata de abuelo al que le está dando un derrame. Pero me desilusionó y dejé que se fuera. Me puse mi disfraz y salí a la sala. Glow se acaba de ir con Baldizón, me dijo Alfred K., te encanta romper corazones, ¿verdá? Le quité la botella de aguarrás de las manos y le dije que hiciera sho, que ella me había dicho que se llamaba Blow, no Glow. Me encanta tu disfraz de oso panda, se metió a decirme Anabella de León, ¿lo puedo tocar? Yo veía que de las paredes bajaban y subían un vergazo de lagartijas y cutetes, como si estuvieran echando carreritas. De no sé dónde, salía una melodía como mozárabe con influencias neocelandesas mictleñas y afuera, en la oscuridad, había gallos cantando rolas de Fabiola RHOUDA. Anabella, como Dios la trajo al mundo, le estaba metiendo fresas podridas en el hocico a Haroldo Sánchez, que estaba acurrucado en el suelo como si fuera un gato egipcio, y los dos se chupaban los dedos sin dejar de lanzarme miradas comprometidas. Un tal Perico Trujillo estaba en una hamaca, con el pecho guaqueado y un calzoncillo rojo, de los de lucha libre, con unas letras todas chintas que decían SOLO POR JODER. Sus ronquidos eran como los pedos que se echan lo gorilas cuando se acaban de hartar seis pencas de guineos congoleños. Muchá, ¿qué putas?, me acuerdo que les empecé a decir, ¿quién empeñó mi tele de plasma? Debajo de una maceta de flores de muerto, donde yo siempre echó mis arañas alcohólicas y apago mis chencas de cigarritos de tuza chimalteca, salió Richi Méndez, vestido de soldadito de plomo (las rodillas y los codos todos mal remendados de tanto arrastrarse) y me dijo que no me preocupara, que la habían empeñado para comprar más LSD y que si quería ver Canal Antigua, que lo podía ver desde mi celular, que no fuera tan delicado. Te empreso mi Atari, si querés, fue lo último que oí que me dijo Alfred K., ahí se ve la realidá como yo la veo, te va a encular.

Cuando sentí, estaba leyendo CONTRAPODER en un spa de la Z. 35, la más exclusiva, chic y de alto estandin de la capital, donde prolifera la gente bien, correcta y amante monacal de los buenos valores (en sociedad, durante el día y fines de semana) y de la vida intensa (sin colorearse, claro, durante la noche y las madrugadas). Acabábamos de hacer el amor con Tutti y toda la piscina de aguas termales se había teñido de color rosado, con flores azules y anaranjadas, Hello Kitties con sobrepeso y bolsas XL vacías de botonetas flotando. Lamer el vaho que había en el ambiente era como hartarte seis algodones de feria y 16 bolsas de melcocha. ¿Te gustan las revistas del corazón?, me dijo. ¿Las de cardiología?, le dije así, a ver qué me decía. ¡Jajajajajajaja!, reímos al unísono. Había complicidad y sabiduría. Lo que después sentí fue un bolsazo en la nuca. Gaby Moreno y sus ataques de celos. ¡No, yo no soy el doctor House!, le grité, defendiéndome. Vonós para la casa pero ya, pisadito, me dijo. Un tal Quique Godoy iba manejando el taxi que nos llevaba. Iba tarareando no sé qué versículo del Cantar de los Cantares y no nos quitaba la vista por un retrovisor gigante, como el de los aviones, que llevaba en esa su mierda de Subaru 1967 color moronga aderezada con chimichurri. De ahí, me acuerdo que aparecí en unos cañaverales. Vivian Marroquín me había secuestrado y me estaba amenazando con la punta de un machete que brillaba del filo pisado. Quitate ese disfraz de oso panda, me decía, ¡quitátelo! Yo le decía que sí, que estaba bueno, pero que se calmara. Iba vestida de una mezcla de Shakira, Rihana, Beyoncé, Mercedes Sosa y Wendy Sulca. Lo único que te voy a pedir favor es que disculpés mi erección, le dije yo así, no es nada personal. Un robot con cara de Minondo Ayau apareció detrás de ella y me leyó mis derechos, como si me estuvieran metiendo al tambo, en un idioma parecido al que aparece en El Señor de los Anillos, más conocido como Saturno, y escupiendo a cada rato su placa de dientes, que a veces le colgaba como si fuera una candela de mocos radiante de color y espesura. Date la vuelta, Rexito. Vivian se había puesto un dinosaurio Rex entre la patas y quería cometer el abominable acto de la penetración con la cola del muñeco fabricado por Mattel. ¡SODOMÍA! ¡SODOMÍA!, oí que empezaron a gritar los máximos representantes del periodismo comarcal, babeando como pastores alemanes y frotándose sus diminutos miembros no circuncidados y repletos de ampollas fosforescentes. Reconocí a Fratti, Font (extranjeros nacionalizados de sangre monárquica) y a Zapeta (bueno, un… local común y corriente… muy vulgar, más que todo), vestidos de chirliders californianas agitando lascivamente, con sus muslos mal depilados y alguno que otro grano purulento de regular tamaño en lo que es y viene siendo los glúteos, a las masas rojicremas. Estábamos en el Estadio del Ejercito, si no estoy mal, y todo se calmó cuando OPM, un rapero de los bajos sustratos de la capital mulamalteca, con su ropa para tapar elefantes recién nacidos y sus boxers (chisgueteados) con la carita de Ríos Montt, nos regañó por estar haciendo tanta bulla. Mano dura, gritó.

Dura tenía yo la daga cuando apareció la Baldetti en el Castillo Gótico Naïf Hiperrenacentista Minimalista en donde me encontraba rodeado de golosas edecanes con su tercero primaria en regla y sus labios rojos carmesí ultralubricados, agitadas por la belleza de mis facciones y por mi exhuberancia (no lo digo yo, lo repetían ellas). ¡Se te fue la mano con el maquillaje, Roxy!, fue lo primero que le dije. No quería exagerar, pero puta, o sea, ¿me entienden? Mirá, Rex, vos siempre estás opinando de lo que no sabés, ¿por qué no averiguás primero? Tenía razón. Extendí la mano para alcanzar mi pachón de cusha, me tomé de un solo pajillazo la mitad, eructé sutilmente y le hice ojitos. Las edecanes ya no estaban. En su lugar había cabezas de vaca recién degolladas con cuerpitos de Santos Niños de Atocha, risas irónicas de Estuardo Prado y eslóganes chocantes de Juan Pensamiento Velasco escritos con Comic Sans 43 y salpicados con pica-pica. Es un tratamiento nórdico para limpiar los poros, me dijo la Roxy, no creás que es cal o harina. Se empezó a desnudar. Juan Gabriel en femenino. ¡Noooooo!, dije entre mí. Salí corriendo. De correr pasé a volar, porque iba braceando entre el aire, a no sé cuántos metros de altura. Iba volando y eyaculando al mismo tiempo goterones de mariguanol. Un tal Montejo me recibió en un parqueo desolado. Yo soy tu guía, me dijo. Me saqué el miembro y lo oriné, pero fue sin querer, o sea, mi idea sólo era hacer la casaca, pero llevaba día sin mear, entonces ni modo. Lo último que me acuerdo era que una voz femenina me decía: Rexy, no te murás, tenés 16 crush casi públicamente, da la cara, maldito hijo de cien mil putas, te queremos. Y me empezó a jalar el pellejo (no, ése no), el pellejo de la cara y ya no me acuerdo más. Fue un 31 de Febrero.


¡¡¡Besitos gososos!!!!


Si quieren leer la primera parte, esta aquí. Y la segunda, aquí.



 Imagen: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvytwAxTMbyPr_9LJ_wK7jkRkBi1w5jUJZFdFYZlDOHS1FJnJz84YpQ8_1Bn20QuLGHy9dJU8uk2jxPRtz4VfAD4QzncCVk-6JtmzQQ7867BIUevKamuU45AcIYKwKOXhqKzfA/s1600/sue%C3%B1os_cerebro.jpg



6 feb 2014

¡UN SALUDO PA' LA YELI! (LA AMISTÁ ES LO PRIMERO)



Después de 43 llamadas en dos días, 15 correos electrónicos, 12 mensajes de FB, 22 DMs en Tw, 6 señales de humo, 2 telegramas, 4 cartas certificadas, 36 “dice aquea que por qué putas no le querés hablar” de parte de cuates en común, por fin me decidí a contestarle a la Yeli, una cuata de cuando teníamos como 13 o 14 años y andamos pelando cables y haciendo cagadales en las colonias más culeras de lo que es y viene siendo Jocotesburgo. No quería hablar con ella porque después de que se casó, para lo único que me hablaba era para quejarse de la vida puramierda que llevaba. Tres chirises, un trabajo culero (era gerente de una maquila, pero la explotaban igual que a todos los pisados a los que ella controlaba) y un marido que sólo viajando se mantenía (era transportista) y que cuando estaba en su casa, prefería invitar a sus cuates a echar los tragos y relajarse así sin que nadie lo chingara. Al principio, yo le hacía la pala escuchando sus ondas. Aconsejándola no, porque qué putas me iba a poner a aconsejar yo si siempre he sido cliente VIP en la calle de la amargura. Más que todo, escuchándola y echándole porras, pues. Animándola, diría la mara. Estoy hablando de los años 2007 y 2008, pónganle. De ahí, desapareció la pisada y desde el 2009 lo único que supe es que había jalado para los Estados Unidos con sus tres chirises. Eso no me lo contó ella, eso me lo contaron mis “fuentes”, dirían los periodistas modernos. Puta, que si hace como dos semanas, empezó a intentar contactar desesperadamente conmigo, como les decía al principio. Ni verga, Rex. Hacete el loco, empecé a decirme a mí mismo, la Yeli te va a empezar a soltar sus clavos como antes y vale verga. ¿Ora qué te va a contar? ¿Que se consiguió un su gringo y le salió igual o pior que el talega del Jimmy, su ex? No le contestés. Y así me mantuve, pues, mudo, sin dar señales de vida, como que ya me hubiera ido a calderas, despistándola, haciéndome toda clase de bestia, como que Baldizón me hubiera plagiado mi identidad y yo me hubiera tenido que buscar una nueva, y ya fuera otro Rex, no el mismo que ella conocía.

(Para los que están pensando mal, no, me voy a adelantar para decirles que entre la Yeli y yo nunca hubo ni mierda. Yo siempre le parecí un entelerido y quishpinudo que no se contentaba con mi mierda y ella siempre me pareció una princesita que quería casarse con su principote azul marino. Ni nos gustábamos ni congeniábamos. Es más, nos vimos casi en pelota una vez. Sí, en las piscinas del Pilar. Meneamos los hombros, vimos para otro lado y no pasó nada de nada. ¡Y para que a esa edad ningún órgano sensorial interno o externo reaccionara… muy mal tenía que estar el agarrón digo yo, no sé! Pero así fue. Sólo fuimos cuates.)

Entonces le contesté y le pedí disculpas diciéndole que había estado chambeando de interino (ad honorem) en Alcohólicos Anónimos y que, para dar el ejemplo, tenía terminantemente prohibido contactar con el exterior, y menos, por vía de las malditas redes sociales. ¿Con qué objetivo? ¡Pues porque uno empieza a ver las estupideces de la mara y mejor se pone a chupar, hombre!, casi le grité vía Skype, jajaja. Y nos empezamos a cagar de la risa. Te voy a mandar un correo que estaba escribiendo anoche, Rex, me dijo así, es que ya me tengo que ir y ya no voy a poder contarte nada. No lo acabé, pero bueno. Se despidió y colgó. Como buen cuate que siempre soy, me puse a revisar los Nuevos Estatutos NatGeoLiberales Centristas para el año 2014 del Reyno de Mulamala (cosas de Presidentes, ¿verdá vos Otto?), me corté las uñas de las patas, barnicé por quinta vez mi chifonier, llevé al veterinario a mis canarios, saludé a un par de clientes (sí, vendo material de oficina chino, o sea, chafa, a varios capitalinos que dicen ser empresarios de éxito), le di un capricho a mi cuerpito en mi jacuzzi con sales minerales traídas de Jordania y pétalos de Rosa Melgorro y, dos días después, me acordé del mentado correo de la Yeli. Reconozco que mi desidia a leer muchos correos se debe a que no quiero sentirme presionado a contestar ondas que NO quiero. ¿Cuántas veces no hemos recibido un correo de respuesta a algo que nos interesa con una retahíla de mamonadas y mierdas que nos dicen solo para salir del paso y que al final son puras pajas?  Diplomacia, diría la mara. Nel, yo no soy así. De todas formas, me senté y leí esa su mierda, con algo de miedito, eso sí.

Entonces, por ser un mierda, el putazo se siente más duro, más bien dado y con el doble de fuerza. O sea, más merecido. Lo que la Yeli quería era agradecerme, fíjense muchá. Sí, eso. Darme las gracias porque antes de que se separara, su ex mariachi la había mandado al hospital de una de tantas vergueadas que le daba cuando la pisada le decía que ya no chupara, que guardara aunque fuera un par de horas para ella y sus hijos. La última fue la más grosera. Estuvo convaleciente y, antes de que el pisado la siguiera chingando, la pisada se fue a la verga con sus patojos. Ya en Houston, tuvo que ser hospitalizada. Un tumor en el cabeza la mantuvo meses en cama y por poco se nos va a decirle “con permisito” a San Píter. ¿Y qué fue lo que hizo? ¿Y qué fue lo que dice que la mantuvo alegre, que le sirvió para reírse, para sonreírle a la mierda de vida que muchos, como ella, tienen que sobrellevar? ¿Qué creen que fue? ¡ESTA MIERDA DE BLOG, MUCHÁ! ¡SÍ, LA YELI SE LEYÓ Y RECONTRALEYÓ DOS, TRES, CUATRO VECES ESTAS MULADAS! ¡Y ESO ERA LO QUE QUERÍA DECIRME! Puta, yo me quedé friqueado, pues. Según yo, a contarme sus desventuras conyugales. Según yo, a quejarse. Según yo, a marearme con las mismas mierdas de siempre. Y nel, nada que ver. Sólo quería agradecerme. ¿Cómo es uno de hijueputa muchas veces, vaaa? Le contesté que gracias, etc. Ella me volvió a escribir y me dijo que lo que ya no le había dado tiempo poner era que estaba triste porque tenía abandonado el blog y porque ya no escribía ni mierda. Muy cierto, dije yo así. Le dije que sí, que tenía razón y le prometí que iba a ver cómo le hacía para recuperar el Muladar, pero que no se hiciera ilusiones porque ahora había “tuitstars”, porque ahora todos tenían blogs y columnas, porque ahora todos opinaban de todo y condenaban a quienes no opinaran o pensaran como ellos, que ahora ya no hacía chiste nada, que los egos de la gente se habían posicionado por encima de la jocosidad y, aunque había risas y chingaderas, al final siempre salía a relucir lo que se escondía en el fondo: el YO de la mara. Y todo eran debates, alegaderas, inquisiciones, linchamientos, egos efervescentes e intocables, egos hipersensibles con playeras que dicen “mirame y no me tentés”, egos infantiles y endiosados, alharaca de niñitos y niñitas que porque ya han van a terminar la U creen tener criterio propio y tiranizan todo, relajo de gente que ni siquiera es graciosa y que va del tingo al tango sólo para figurar porque es lo más fácil, pataletas cursis de mara que se cree importante y que cree que pretender saber de todo es una manera de sentirse integrada. En fin, cirquito de mala muerte.

Me vas a disculpar, Yeli, pero ya estoy viejo para estas ondas, vos. Lo mío siempre ha sido la fregadera, vos me conocés. Y así era antes, pero ahora ya no. De todas formas, regresé al Muladar por vos y le puse colores vivos, alegres… por vos, pisada, porque tu risa (aquella risa de cuando nos juntábamos a fumar alrededor del quiosco), no se pierda y te fortalezca. Gracias, Yeli.


Rex (Again)


Imagen: http://www.artesanum.com/upload/postal/9/3/7/pareja_de_munecos-267784.jpg